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Enamorándome de mi esposa provisoria

Capítulo 22
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Capítulo 22

Kathleen sabia que Samuel estaba desconcertado.

-Solo quiero que sepas que no estoy siendo llorona para buscar tu atención, hablo en serio

-comentó. Estaba decidida a divorciarse. No podía permitirse el lujo de esperar a que se le

notara la barriga y que los demas la descubrieran. Para entonces, aún podria conseguir el

divorcio, pero ¿le concederían los Macari la custodia de su bebe?

Sabia que no. Además, Samuel no dejaría de ver a Nicolette sólo por el bebé. Al final, los

únicos perjudicados serian ella y su hijo.

-Samuel, terminemos esto en buenos términos ofreció. Luego respiro hondo y dijo-:

Después de llorar ayer, de repente siento que puedo dejarlo ir.

Puede que le resulte doloroso renunciar, pero quedaria dañada sin remedio si no decidia

seguir adelante. No queria seguir jugando con fuego. Esta vez, queria vivir para si misma.

Samuel la miró sin decir nada y pasó de la cama a la ducha.

Ella dejó escapar un suspiro, y una mirada amarga apareció en su rostro. Como dice el

refrån, se recoge lo que se siembra. Ahora estaba siendo recompensada con las

consecuencias de sus acciones.

Dejaron de hablarse. Bajaron juntos cuando estuvieron listos.

Más tarde, mientras cenaban, Kathleen le dijo a Wynnie que iba a salir.

–;Vas a visitar a Benjamin? – le pregunto.

– No, me dirijo a una casa de caridad para hacer un trabajo voluntario, estoy ayudando a

Gemma. Ella tiene mucho que hacer, pero las obras de caridad tienen que seguir adelante

-explicó Kathleen. Cuando hablaba, sus ojos de cachorro brillaban, y se veía muy linda

mientras lo hacia.

A Wynnie le caia bien; era un sentimiento genuino. Pregunto:

-¿Qué clase de casa de caridad es esa? ¿Puedo ayudar en algo?

-Es un hogar de caridad establecido para niños con autismo -respondió con su dulce voz. -

En realidad tampoco estoy muy segura de lo que necesitarian.

Wynnie parecia solemne mientras decía:

– Hoy en dia hay bastantes niños autistas. Deberíamos prestarles más atención y

preocupación. Está bien, hazme saber lo que necesitan después de tu visita.

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Kathleen asintió. Su suegra se dio la vuelta y sacó un cheque de su bolso Birkin, escribió

un numero de seis cifras y lo puso delante de Kathleen. Luego le dijo:

— Toma, dona esto a tu nombre como Sra. Macari.

Kathleen la miró con asombro.

Eres la mujer de Samuel y vas a asistir a todo tipo de eventos representando a la familia,

no puedes seguir rehuyendo del ojo publico.

Winnie estaba insinuando que Samuel había mantenido a su esposa oculta a los ojos del

público durante mucho tiempo.

-No te preocupes, haz lo que he dicho -dijo Wynnie-. Quien se atreva a discrepar conmigo,

le volare la cabeza

Samuel se quedo sin palabras, Kathleen se mordió los labios, no se atrevia, ni tampoco

quería hacerlo. Como habia decidido divorciarse, no quería tener nada que ver con él a

partir de entonces. No iba a donar en nombre de la Sra. Macari, sino que lo haría en

nombre de la familia.

-Bien, dejame llevarte -ofreció una preocupada Wynnie. Después de lo que le ocurrió a

Kathleen la última vez, seguia teniendo una sensación de ansiedad-. He hablado con

Christopher, te conseguirá un

para velar por tu seguridad.

Samuel pareció disgustado:

-Mama, la llevaré, ¿y no puedes conseguir un guardaespaldas de la familia Macari?

-Me preocupaba que esa gente de la familia Macari haya cambiado y sólo reconozca a esa

zorra del hospital como su jefa -replicó con sarcasmo.

Diana no estaba con ellos, así que no importaba lo que dijera Wynnie. Samuel enarcó las

cejas.

-Mamá, no es necesario todo este alboroto. Me aseguraré de estar más atenta cuando

esté fuera.

Kathleen estaba un poco avergonzada. «Cuando ya no sea la esposa de Samuel, entonces

estaré a salvo y libre de peligro. Me iré de este lugar, y me aseguraré de no dejar rastro

para que nadie me encuentre», penso.

– De ninguna manera, eres preciosa para la familia Macari, le he pedido a Christopher que

te consiga una guardaespaldas mujer, no te preocupes. -Estaba siendo considerada.

Kathleen mordia su sandwich de bagel mientras decía:

-Mamá, isi pudiera casarme contigo!

Wynnie dejó escapar una sonora carcajada:

-Es una pena que no sea un hombre. Nunca le haría ningún mal a alguien tan adorable

como tu.

Samuel siempre supo que tenían una buena relación de parentesco. Para ser capaz de

hacer reir a su madre, Kathleen era impresionante. Además, ni siquiera lo hizo a propósito.

Todo surgio de forma natural.

-¿Has terminado? – le preguntó en tono frio.

Kathleen se termino el ultimo bocadillo mientras asentia:

-Sí, ya he terminado

A Wynnie no le gustó su tono, Intervino:

-;Que hay de malo en esperar a que termine de comer? ¿Por qué tanta prisa? Come lento.

¿No puedes esperar un rato?

Samuel se quedó sin palabras, «¿Es siquiera mi madre?»

– Mama, he comido suficiente. – Kathleen no queria verlos discutir. De hecho, sólo comió

tres sándwiches de bagel, y queria comer mas, Sin embargo, no podia comer todo lo que

quisiera sin cuidado, tenía que cuidar su salud.

Nadie sabia que estaba embarazada, asi que nadie la vigilaba. Debía aprender a cuidar de

sí misma.

De hecho, sabia que si dejaba que la familia Macari supiera que estaba embarazada, se

encargarían de ella. Sin embargo, no pudo decirselo.

Samuel se pellizcó el puente de la nariz.

-Vamos-Kathleen se levantó y dijo-: Mamá, ya nos vamos.

Wynnie asintió y respondió:

-Muy bien, vayan.

Con eso, salieron. Después de que subieran al coche, Samuel dijo con desdén:

-Si no lo supiera, pensaria que yo soy el extraño.

-¿Me estás culpando de ser demasiado adorable?-preguntó pensativa.

-No-respondió Samuel con indiferencia-. ¿Cuál es la dirección?

Kathleen dijo la dirección y se dirigió a ese lugar.

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-Te conseguiré un guardaespaldas -dijo de forma fria y severa. Sin embargo, Kathleen lo

rechazó:

-No quiero un guardaespaldas.

En especial cuando era un hombre suyo. La seguiría todo el tiempo. En ese caso, no

podría encubrir su embarazo

-Es una obligación -dijo Samuel con frialdad-. No deseo que ese incidente se repita.

Kathleen hizo una pausa y sonrió:

-Te preocupa que acuse a Nicolette. Por eso quieres ponerme un guardaespaldas, pero en

realidad es por el bien de ella, ¿no? Lo haces para que no pueda culparla de nada.

Samuel no estaba contento con su respuesta, «¿Cómo funciona su cerebro? ¿Cuándo he

dicho tal cosa?»

-Bien, vete y organiza lo que quieras. – Kathleen sentia una sensación de celos en su

corazón.

con el rostro sombrio, Samuel la acompañó a la entrada de la casa de caridad. Ella bajó

del coche y entró sin mirar atrás.

Mirando su esbelta espalda, el estaba absorto en sus propios pensamientos. «Seguro que

tiene un temperamento enorme para alguien de su tamaño, penso,

Kathleen sabia que necesitaba algo para distraerse. No podia soportar la miseria de su

relación, y la intervención de Nicolette dia tras dia.

Al entrar, saludo al responsable de la casa de caridad. La persona a cargo alli era Sophie

Campbell. Sonrió y saludo también:

-Gemma ya me ha informado sobre usted. Señorita Johnson, ¿tiene experiencia en el

cuidado de niños autistas?

Kathleen estaba un poco ansiosa, sacudió la cabeza:

-Hare lo mejor para aprender.

Sophie respondió con una sonrisa:

-Senorita Johnson, no hay necesidad de estar nerviosa por esto. Todo el mundo empieza

sin saber, sólo tiene que aprender. Una vez que lo entienda, todo irá bien.

Luego le paso una llave, había una etiqueta con un número colgando de la misma.

-Esto es para ti, puedes cambiarte primero y luego venir al aula por aqui.

-De acuerdo – Kathleen asintió. Luego fue a cambiarse de ropa.

Salio y oyó que alguien la llamaba por su nombre.

-¿Kathleen? Eres Kathleen, ¿verdad?