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¿Tuvimos un hijo

Capítulo 159
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Capítulo 159

–Anastasia, icreíste que iba a besar a Helen? –preguntó Elias, queriendo saber sus pensamientos

verdaderos, pero ella se comportó distante en cuanto escuchó el nombre de Helen» o cualquier cosa

relacionada con esa mujer.

–Si ustedes dos se besan o no, es asunto de ustedes –respondió con una sonrisa. Al mismo tiempo,

Elias no queria que ella se saliera con la suya por su comportamiento de esta tarde, así que empezó a

presionarla.

–Entonces, ¿podrías explicarme por qué registrase tu salida del trabajo antes, ignoraste mis llamadas y

preparaste toda esta comida picante como una broma para mí? ¿Es porque estás celosa?

–¿Lo estaba? La razón por la que me fui temprano del trabajo fue porque pensé que ustedes dos

tendrían una cita, así que mc adelante para pasar por Alejandro a la escuela. No contesté sus llamadas

porque no escuché mi icléfono y el motivo por el cual la mesa estaba llena de comida picante el dia de

hoy fuc porque tenía ganas de algo picoso. Presidente Palomares, iestá sobre pensando todo esto! –

contestóricndo después de quedarse atónita por un momento.

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Al escuchar lo que ella dijo, el hombre se quedó sin palabras; sin ganas de seguir la conversación,

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Anastasia, quien se dio cuenta de que ya eran cerca de las 9:00 de la noche después de mirar la hora,

solo pudo empezar a echarlo de la casa.

– Presidente Palomares, ya se está haciendo bastante tarde, en verdad debería irse –comentó ella; no

obstante, Elias dio a entender de que queria quedarse un rato más,

–Pero me acabo de tomar las medicinas, de momento, no puedo conducir. Me temo que pueda sentirme

somnoliento cuando esté al volante –murmuró.

–¿Y si le hablamos a Ray para que venga a recogerlo? ¿O quizás pueda venir alguno de sus

guardaespaldas o asistentes? –cuestionó Anastasia, sabiendo que tenía mucha gente que podia

ayudarlo.

–¿No puedo descansar por un rato más luego de haber caído en este estado por tu culpa? –gruno Elías.

Sus palabras hicieron que ella se sonrojara y asi, ella nada más pudo darle una respuesta con

resignación.

–Está bien, tome un descanso aquí, mientras iré a darle un baño a Alejandro y después lo urroparé.

– Nada más ve y haz lo que tengas que hacer, yo estaré aquí –dijo y después le volvió a dar el vaso que

estaba de nuevo vacío–. Tendré que molestarte una vez más para que me des otro vaso de agua.

Ella se levantó y fue a verter algo de agua para el antes de ir a buscar a Alejandro y darle el baño; el

niño, quien no se dio cuenta de lo que pasó afuera de su cuarto, estaba eufórico de ver que Elías seguía

ahí.

–Señor Palomares, ese quedará a dormir en mi casa hoy?

–¡Claro que no! Solo está algo cansado y nada más está descansando por un ratito –explicó

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Anastasia a su hijo.

Al final, Alejandro gruñó con tristeza y se dirigió al baño con una expresión de decepción; después de

más de diez minutos de bañar a Alejandro, Anastasia lo llevó a su cama y en el camino, el niño le deseó

buenas noches a Elias. Como el pequeño tenia un estilo de vida bastante fijo, se durmió en muy poco

tiempo, por lo que ella lo cubrió con una manta y luego, cuando esta salió de la habitación, descubrió

que el hombre del sofá se había ido.

« ¿Ya se fue?».

Anastasia estaba bastante feliz, pues significaba que por fin podría darse una ducha y descansar, ya

que, con toda honestidad, se sentía incómoda con la presencia de Elías. Sin embargo, cuando empezó

a recoger la sala, de repente encontró que las llaves del auto de aquel hombre seguían en la mesa.

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«¿Las dejó ahí por accidente?», pensó. También encontró su teléfono recostado en el sofá y eso la hizo

reflexionar si habría comprado la medicina equivocada, una que tal vez lo dejó tan sedado que en

verdad olvidó sus llaves y teléfono.

«¿Dejó todo aquí?».

Con prisa, miró la caja y notó que, en efecto, era medicina para combatir el dolor estomacal y con eso,

un pensamiento cruzó por su mente, así que se levantó rápido y entró en su habitación. Lo que se

encontró adentro le voló la cabeza, pues miró a Elías recostado en su cama, durmiendo de manera

profunda. Camino hacia él y no podía hacer más que observarlo, justo en ese momento, él estaba

respirando con ritmo y su expresión era calmada, lo cual suponía que en

realidad estaba dormido.

–Elías, despierta. Duerme en tu propia casa –dijo Anastasia alcanzando el brazo de el. Al ver que no

despertaba, revisó su pulso con dos dedos de forma impulsiva, este era muy estable y natural, así que

resultó que en serio estaba durmiendo; recordó que el farmacéutico le dijo que esta medicina

ocasionaba que la gente se sintiera adormilada después de que se la tomaran, así que

nada más soltó un suspiro.

«¿En verdad es así de efectiva? ¿Debería solo dejarlo usar la cama o debería echarlo?».

Ella presenció como Elías se quejaba por el dolor de estómago, así que sería algo desalmado de su

parte echarlo en ese momento de la casa; sin embargo, ¿dónde iba a dormir ella si lo dejaba quedarse?